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lunes, 9 de julio de 2012

Entrenadores y Futbolistas.




1-El Entrenador y su trato al futbolista.

El entrenador ha de tratar por igual a todos los jugadores a la hora de que cada uno responda a las exigencias propias del trabajo, en el cumplimiento de las normas establecidas y en las responsabilidades lógicas que un jugador ha de atender sobre todo a nivel profesional.
Otra cosa es el aspecto personal. Cada jugador es diferente y no puede tratarlos a todos por igual. El consejo que le dé a uno, igual no vale para otro, por muy bueno que sea. Unos necesitan cierta contundencia a la hora de dirigirse a ellos y con otros hace falta ser un poco más suave. Los hay que reaccionan muy positivamente con una palmada en la espalda y otros necesitan una voz en alto, por decirlo de una forma bastante simplificada.
El dominio por parte del entrenador de determinadas técnicas psicológicas y un conocimiento bastante profundo de lo que es el comportamiento del ser humano juegan un papel fundamental en este tema, de ahí que haya entrenadores que triunfan plenamente en los equipos que dirigen por que dominan absolutamente esta faceta.
Otra cosa es que a nivel de clubs profesionales, el entrenador tenga entre su equipo de colaboradores a un Psicólogo, que es una opción muy válida, primero para él mismo, ya que a nivel individual el consejo y asesoramiento de un profesional, le puede venir muy bien para controlar determinados estados anímicos y emocionales que el ejercicio de una actividad tan exigente como la que realiza le puede acarrear, sobre todo si uno es entrenador de equipos de elite y en ocasiones se le presentan cuadros de ansiedad, estrés, depresión etc.
También es importante a nivel de preparación del equipo contar con la colaboración de un especialista en psicología deportiva que obviamente va a mejorar y reforzar el trabajo en esa parcela, aunque no por eso quiere decir que el entrenador no deba tener amplios conocimientos en la materia, ya que además de que siempre le van a venir muy bien para realizar mejor su labor, son muchos equipos, incluso profesionales, los que no pueden contratar a un psicólogo (o no quieren) y es el técnico de turno quien ha de controlar en toda su amplitud el apartado de entrenamiento mental del equipo.
Es evidente que si el entrenador falla en el tema psicológico con un determinado jugador o no sabe como tratarlo, la desmotivación es un componente negativo que se suele dar en estos casos y el verdadero peligro no es cuando este hecho es aislado y se manifiesta en un jugador determinado, lo grave es cuando se contagia al resto del grupo. Un equipo desmotivado es como un barco a la deriva, y lo más fácil es que acabe naufragando.

2-Cuando el futbolista goza de la confianza del entrenador.

Es cierto que hay futbolistas que en función del entrenador que los dirija, varían sustancialmente su rendimiento, y una de las causas principales es el nivel de confianza y apoyo que un técnico le brinde a un jugador.
Cuando un futbolista salta al campo y sabe que goza de un respaldo total por parte del entrenador, lógicamente afronta el partido más motivado y con mucha más tranquilidad, por que sabe que si en un momento dado las cosas no le salen del todo bien, va a sentirse siempre respaldado por la persona que dirige al equipo, y eso es algo fundamental que le hará tener más seguridad en sí mismo, y las posibilidades de que su rendimiento sea positivo aumentarán considerablemente.
Un jugador puede ser titular indiscutible una temporada, y a la siguiente desaparecer por completo de las alineaciones cuando se produce un cambio en relación a la persona que se va a sentar en el banquillo. El jugador, que hasta hace poco tiempo era protagonista absoluto en su equipo, pasa al ostracismo total ya que no entra para nada en los planes del nuevo entrenador. Esto es algo que se suele dar en el mundo del fútbol con frecuencia.
El hecho en cuestión, sucede simplemente por que cada entrenador tiene sus ideas y a unos les encajan en sus planes un determinado tipo de futbolistas, con unas cualidades concretas y a otros no, por que prefieren jugadores de características completamente diferentes.
Por eso en función de esas preferencias un jugador que no se ve respaldado por su técnico, que no cuenta con su apoyo continuo, puede ver mermado su rendimiento con relación al que tenía cuando lo dirigía otro técnico que sí confiaba en él y le mostraba incondicionalmente su apoyo.
Puede darse igualmente el caso de que haya dos entrenadores que coincidan en sus criterios futbolísticos sobre un jugador y lo valoren los dos en igual medida, pero como cada entrenador es diferente en su forma de ser y de hacer las cosas, uno por ejemplo es de los que habla continuamente con el futbolista, lo anima, lo motiva y lo apoya y otro, igual es más reservado, menos comunicativo o no domina lo suficiente la faceta psicológica para saber sacarle el máximo rendimiento a sus jugadores.

3-El entrenador exigente y  el futbolista agresivo.

La exigencia y la agresividad en las dosis adecuadas son dos elementos muy positivos que debidamente combinados deben de ser tenidos especialmente en cuenta por el entrenador de fútbol en la preparación de su equipo.

Si un entrenador es exigente en la medida de que puede  conseguir del futbolista algo que este es capaz de dar, está realizando un trabajo muy positivo, si por el contrario ese nivel de exigencia está por encima de las posibilidades reales del futbolista estará siguiendo un camino equivocado que puede afectar psicológicamente al jugador tanto a nivel deportivo como personal.

En lo referente a la agresividad, es un factor que si se canaliza de forma adecuada desde el aspecto de lucha, entrega, esfuerzo, sacrificio y alta motivación puede dar estupendos resultados. Sin embargo si es una agresividad no controlada que se desvía de sus verdaderos fines puede ser muy perjudicial y no sólo a nivel colectivo, también a nivel individual por que hay futbolistas que por sus determinadas características personales pueden verse sometidos a un exceso de presión y alto nivel de exigencia y responsabilidad que difícilmente pueden soportar y eso tarde o temprano les pasará factura en el aspecto psicológico.

Resumen:

1-El futbolista es persona antes que deportista, y en función de su forma de ser el entrenador ha de saber como tratarlo.
2- Es muy importante para el rendimiento del futbolista contar con el total apoyo de su entrenador, no solo en lo que al aspecto deportivo se refiere, también es fundamental la confianza que el técnico le brinde en el terreno personal.
3- El nivel de exigencia que imponga el entrenador y la agresividad del jugador aplicada en sentido positivo son dos elementos que determinan de forma muy significativa la preparación de un equipo de fútbol.


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