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viernes, 6 de julio de 2012

El Entrenador de fútbol y los demás.



1-¿Todos saben más que el entrenador?

En el mundo del fútbol ocurren cosas muy curiosas que seguro no suceden en otras profesiones. No veo a un camillero diciéndole a un cirujano por donde tiene que meter el bisturí en una operación. No me imagino a un albañil discutiendo con el arquitecto sobre la estructura de hormigón que debe de llevar el edificio que se está contrayendo y más simple todavía, no se me ocurre decirle a un carpintero como debe de coger el martillo para clavar un clavo. En el fútbol, es diferente, "Todos saben más que el entrenador", bueno, eso se creen los ignorantes que así lo piensan.
¿Por qué digo todo esto?, muy sencillo, hay muchos periodistas, directivos y aficionados en general que creen saber tanto de fútbol que se consideran mucho más capacitados que los entrenadores para hacer el trabajo que estos realizan.
¿Es que el entrenador no se equivoca nunca?, pues claro, es un ser humano pero sabe más de su trabajo que el periodista, que el directivo y que le aficionado juntos. Otra cosa es que haya entrenadores de varias clases: muy buenos, buenos, regulares, malos y muy malos, pero como en todas las profesiones, ya que un título no quiere decir que quien lo posea sea un sabio que está por encima del bien y del mal.
No todos consiguen los títulos de la misma forma ni con el mismo nivel de conocimientos, ni a todos se les exigen el mismo número de horas para superar una serie de asignaturas, no todos se actualizan, se perfeccionan y se reciclan para estar a la altura de las exigencias cada vez más altas que el progreso y las nuevas generaciones demandan y eso al igual que en otras actividades sucede en el fútbol. Y por desgracia no todos tienen las mismas oportunidades por que si has sido futbolista "famoso" sigue siendo determinante para que te den una oportunidad para ser entrenador, por lo menos cuando empiezas.  Luego vemos lo que vemos, algunos con el carné "recién salido del horno" en un curso de poco más de "un fin de semana" dirigiendo a un equipo de primera y al final, pasa lo que tiene que pasar, pero no es el objetivo de este escrito dar nombres ni meterse con nadie, al final el entrenador bueno siempre sale adelante, haya sido futbolista de primera, un simple jugador de categoría regional ó un técnico que empezó a ejercer desde muy joven en el equipo de su barrio.
Lo que si quiero recalcar es que al entrenador se le "debe de respetar más" en este país y sobre todo cuando tiene un historial tras de sí que lo avala. No se puede consentir que alguien que gane la liga en junio ya no "tenga ni idea" en octubre por que perdió tres partidos seguidos.
Tomemos el ejemplo de los ingleses, que para eso inventaron el fútbol, ellos si que valoran el trabajo de los entrenadores, por eso no es raro ver que el mismo inquilino se mantenga en el banquillo de un equipo 5, 10 ó 20 años, eso en España sería una utopía hoy en día.
Para finalizar, para todos aquellos que estando metidos en el mundo del fútbol se sientan entrenadores pero que no lo son, les aconsejo que elijan entre una enorme cantidad de juegos que hay para el ordenador, con los que en un momento te conviertes en mister, manager, director deportivo y todo lo que tu quieras de un equipo, puedes comprar y vender jugadores, hacer las alineaciones, elegir el sistema de juego que más te guste incluso ejercer de presidente, echar al entrenador y ponerte tú mismo, así de fácil. Lo recomiendo.

2-Cuarenta millones de entrenadores.

Hace unas fechas el entrenador del Real Madrid, José Mourinho, decía en referencia a la enorme afición que existe en España por el fútbol, que en este país había 40 millones de entrenadores, y aunque esta afirmación sea muy exagerada, sí es cierto que todos o la gran mayoría de los aficionados al fútbol, llevan un entrenador dentro, eso no quiere decir que el conocimiento sobre la materia sea el mismo en todas las personas.
Lógicamente todas las opiniones son respetables y cada cual dice lo que piensa o lo que le viene en gana, y en temas futbolísticos los gustos son como los colores. Otra cosa es que quien opine tenga razón en lo que dice o que sus comentarios sean más o menos acertados.
En cuanto a los entrenadores, que siempre son el blanco preferido para los dardos lanzados por prensa y afición, es curioso comprobar como hay mucha gente en ambos lados que están convencidos que saben más de fútbol que los propios entrenadores, y no nos estamos refiriendo a técnicos cualquiera, sino a los que están en la elite, a los de máximo nivel, esos que ya acumulan en sus historiales títulos de todo tipo, pues bien, ni esos se salvan de la crítica continua que muchas veces como se puede comprobar, es totalmente injusta, falta de argumentos, parcial e interesada.
Otra cosa es que los entrenadores se equivoquen, que lo hacen, son seres humanos y cometen errores exactamente igual que lo hace un periodista, un abogado, un político, un médico o un fontanero. Los buenos entrenadores se equivocan poco y más los que no lo son tanto.
Hasta aquí, todo normal, pero lo que nunca se comprueba son los errores que algunos de los presuntos y más significados “entendidos” cometen, y que en algunos casos son tan garrafales, que sacarían los “colores” a cualquiera que tuviera un mínimo sentido del ridículo, aunque podemos comprobar una y otra vez, que los hay que insisten e insisten en sus equivocaciones, a pesar de que después de pasado el tiempo, quedan totalmente con el “culo al aire”, como se suele decir en estos casos. Y todo esto se puede comprobar muy fácilmente, tan solo consultando las hemerotecas y los archivos televisivos, entre otras fuentes de información.
El fútbol es un deporte tan conocido en todo el mundo, que todos emiten sus juicios de valor, todos saben, todos dicen, pero respetando la libertad de opinar que todas las personas tienen, es cierto, que no todos tienen el mismo nivel de conocimientos, y lo verdaderamente grave no es esto, lo que perjudica mucho a este deporte en concreto, son aquellos que siempre ven el lado negativo de las cosas, los que continuamente quieren hacer prevalecer su criterio por encima de todo, los que juzgan con una total falta de imparcialidad, y en el caso del entrenador de fútbol, los que opinan en función de cómo les caiga personalmente el técnico de turno, cuando lo que hay que valorar es su trabajo, su capacidad y conocimientos, por encima de otras cuestiones e intereses, que muchas veces el gran público desconoce por completo.
Los que presumen de saber tanto de fútbol, que se permiten dar lecciones a los entrenadores (es igual que hayan ganado la Champions, la Eurocopa o el Mundial), y que continuamente están indicándoles a los profesionales del banquillo, que alineación tienen que sacar, que sistema de juego utilizar, que cambios hacer y todo lo que se les ocurra (el caso es poner pegas y criticar, sin preocuparse mucho de la objetividad de sus planteamientos), deberían de ser más críticos, pero con ellos mismos, y ver si en la actividad profesional que realizan, son realmente tan eficaces con sería de esperar, dado su alto nivel de exigencia para con los demás.
Y como siempre ocurre igual y al final cuando el tiempo dicta sentencia, nadie da la “cara” y reconoce sus equivocaciones (o son muy pocos los que lo hacen), muchas veces nos preguntamos por ejemplo ¿dónde están los que cantaban aquello de Benítez vete ya, cuando hacía muy poco que el Valencia había ganado la liga? (Se fue del club levantino para ganar la Champions League con el Liverpool), y ¿dónde se escondieron los que antes de la Eurocopa criticaban despiadadamente a Luis Aragonés y decían que ya estaba caduco?. Es parecido a los que dicen que los equipos de Mourinho se dedican solamente a defender, aunque, ya muy pronto el tiempo se está encargando de demostrar lo contrario.
Al final, respetando al máximo las opiniones de unos y otros, pocos son los que reconocen sus errores, por que muchas veces más que dar una opinión, por muy respetable que esto sea, los hay que sólo buscan llevar la contraria, desestabilizar, crear corrientes de opinión en contra de alguien que no les resulta simpático y en especial su “blanco preferido”, son esos entrenadores con la suficiente personalidad para no tragar con imposiciones ni de la directiva, ni de la prensa, ni de la afición. Técnicos con demostrada capacidad, conocimientos y profesionalidad para no permitir ingerencias en su trabajo y para no vivir permanentemente bajo el “yugo tiránico” que muchos quieren imponerles y del que lamentablemente son víctimas otros entrenadores cuya posición en el equipo que dirigen no tiene un “status” excesivamente importante.   
                                                                                                    
3-El gran tiburón y la pequeña foca (El entrenador devorado). 

Estaba mirando un recorte de prensa que cayó casualmente en mis manos, en el que aparecía una sobrecogedora imagen, donde se podía ver la enorme cabeza de un descomunal tiburón blanco abriendo su gigantesca boca y enseñando una interminable hilera de puntiagudos y afilados dientes de forma triangular con los que trataba de atrapar, más bien diría destrozar, a una pobre, indefensa y sorprendida foca de tan sólo nueve meses, que aterrorizada y al mismo tiempo sorprendida por el gran monstruo que emergía desde el fondo de las profundidades marinas, trataba a toda costa de librarse de una muerte casi segura. Lo que aparecía ante sus ojos era una imponente, despiadada y asesina bestia marina que se presentaba ante ella con la única y exclusiva intención dietética de devorarla.
La impactante imagen quedó grabada en mi retina y salvando las distancias y los protagonistas, le di rienda suelta a la imaginación y establecí una comparación  relacionando lo visto con el fútbol, y más en concreto, con los entrenadores y los resultados, los malos, que en forma de tiburón asesino en el caso que nos ocupa, devoran sin piedad en la mayoría de las ocasiones a la indefensa foca que en este pequeño relato comparamos con la figura del entrenador, en especial al que dirige un equipo que pierde de forma reiterada o que no gana todo lo que se espera según las previsiones de los que mandan, que dicho sea de paso, son los que menos saben del deporte que nos ocupa.
El enorme, poderoso y temible tiburón representa en este caso al poder futbolístico, que abre su interminable mandíbula para acabar con la pobre e indefensa víctima (el técnico de turno), valiéndose de ese serrucho puntiagudo en forma de dientes (directivos, prensa y afición), que van a triturar a la presa elegida, que generalmente, acaba devorada y no tiene tanta suerte como la imagen de la foto que inspira esta historia y que fue tomada en las costas de False Bay en Sudáfrica y más concretamente en Ciudad del Cabo (Septiembre.2010).
Cuando la bestia abre la boca, el festín comienza y pocas veces el gran tiburón blanco se queda sin su sabroso bocado, es decir, que si lo trasladamos al fútbol, cuando el equipo no gana, el entrenador se convierte (¿para otras bestias quizás?) en una deliciosa golosina, en un delicado manjar, en una atractiva delicatessen  que hay que engullir a toda costa.
No obstante, el tiburón no tendrá casi tiempo de dormir la siesta, ni tan siquiera se puede permitir el lujo de una ligera cabezadita, ya que el siguiente aperitivo está en camino en forma de entrenador, de otro equipo al que se le ha olvidado ganar.
¿Cómo una pequeña foca puede hacer frente a un enorme escualo que puede llegar a medir siete metros y pesar más de tres toneladas?

Resumen:

1-El fútbol tiene muchos millones de seguidores en todo el mundo, pero lamentablemente, muchos de ellos piensan que saben más que los propios entrenadores, y obviamente, están equivocados
2-El fútbol es el deporte con más seguidores a nivel mundial, y muchos de ellos, piensan equivocadamente que saben más que los propios entrenadores.
3-La cuerda siempre se rompe por su lado más débil, en el mundo del fútbol, ese lado corresponde sin duda alguna al entrenador.

 
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